Bueno, es evidente que en los últimos meses no he dispuesto de mucho tiempo para escribir artículos. Entre mudanzas, trabajo, vida académica y, por qué negarlo, vacaciones, no he encontrado un momento para escribir en el blog. Tras alguno comentarios (casi reproches) he tomado nota y, después de leer un artículo que casi tildaría de surrealista (por la materia, no por su redactado), me he animado a escribir un nuevo post.
Hace una semana conocí de la voluntad (si no hecho) por parte de un considerable número de colegios de religiosos de impartir una nueva asignatura que, cumpliendo las veces la materia de educación para la ciudadanía, pretende reconfigurar el programa de forma que quede totalmente desvirtuado. Cierto es que la materia de educación para la ciudadanía, al margen de lo que debería ser pues tras mirar el libro he podido comprobar que el grueso de la materia son premisas éticas fundamentadas en preceptos constitucionales, puede ser conducida con cierta cintura en función de quien la enseña. Mas la asignatura que quieren impartir estos colegios de marcada línea religosa queda fuera de toda interpretación de la materia. Títulos y epígrafes tales como hijos de separados: ¿futuros criminales?, o comentarios incendiarios a través de los cuales los adolescentes de catorce años que adoctrinen no podrán sino pensar que los hijos de padres divorciados acabarán siendo toxicómanos, o que los de familias monoparentales serán unos desgraciados, hacen que cualquier persona con dos dedos de frente se preocupe o considere las consecuencias.
De momento lo dejo aquí, no quiero apuntar más cosas ni llevar a cabo valoraciones sin haber leído antes el libro en cuestión. Pero seguro que conocer de la materia no dejará indiferente a nadie.
Alejandro Serrano S.