12.7.07

Diez años...

No puedo sino dedicar alguna que otra línea a la memoria de alguien que, después de todo, acabó convirtiéndose en un mártir sin desearlo. Hoy se cumplen diez años desde aquel asesinato que puso punto final a la vida de Miguel Ángel Blanco y sesgó las de muchas otras personas allegadas al mismo. Sin duda, aquel acontecimiento conmocionó a toda la población; no sólo por lo cínico y cruel del suceso, también por la impotencia y por la incomprensión. Qué objeto debe tener matar a alguien… Qué excusa se puede esgrimir para maquillar tal despropósito… Quién mata por libertad cuando la violencia viene sólo por su parte… Los tintes de dramatismo y el desasosiego de una cuenta atrás se convirtieron en un cóctel demasiado duro de digerir para una sociedad que, independientemente de ideologías, sentimientos nacionales o pareceres, se compone de personas. Porque, a fin de cuentas, todos somos eso, personas; y nada ni nadie, bajo ningún concepto, debe poder permitirse atacar a otros por creer poseer una razón que no deja de ser un sentimiento.
Diez años…

Alejandro S.

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