Las elecciones en Italia son inminentes; toda la campaña electoral ha venido marcada por la crispación y la tensión a la que, por otro lado, ya está acostumbrado el pueblo italiano.
Silvio Berlusconi ha llevado a cabo una campaña muy propia de su estampa: el insulto y el discurso apocalíptico han sido dos de los instrumentos que con mayor soltura ha esgrimido el actual Primer Ministro. Cuando hablamos de Berlusconi, hacemos referencia al que ( a mi juicio) refleja con mayor claridad y fidelidad la imagen esperpéntica de una derecha retrogada y conservadora, carente de argumentos que, a pesar de permitirse todo tipo de licencias, sigue aferrada al poder; sólo hay que atender a los "intelectuales" comentarios con los que nos deleita, tales como: “si por casualidad muchos electores se quedan en casa, podría incluso darse la posibilidad, no lo creo, de una victoria de la izquierda”.
Lo cierto es que a Romano Prodi, el candidato de izquierdas, las encuestas le son favorables. No obstante, teniendo en cuenta la orientación del voto en este país en estos últimos años, habrá que esperar al resultado de las elecciones para saber con certeza la orientación política del que será el nuevo ejecutivo.
Alejandro S.S.
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