6.11.06

Apuntes de mi Yo consciente.


Me autocensuré pasadas las elecciones con el fin de no llevar a cabo valoraciones viciadas por las sensaciones que me generaron las mismas. Creo que ya es momento de escribir unas líneas.

A mi juicio, era de prever la bajada en votos de PSC i ERC, así como el aumento de CiU y de los verdes. La cosa es simple: dentro del grupo de izquierdas, aquéllos que se dedicaron a hacer ruido fueron castigados (y no seré yo quien lo tache de injusto). En cambio, el partido que supo mantenerse al margen de disputas y trifulcas, el menos mediático, el más “limpio” en cuanto a imagen por no haberse dejado salpicar por las pataletas varias, sacó rédito del tropiezo del resto. Además, la coalición gobernante (la de izquierdas), no supo explicar lo mucho conseguido; si bien es cierto que quien quiere informarse al respecto puede, también lo es que ciertas actitudes de los que componían el Tripartit parecían ayudar más a la oposición que a sus propios grupos, pues camuflaban los logros, que pasaban a ocupar un “segundo plano”, y conferían más protagonismo a actuaciones personales y puntuales. Y, sin duda, también influye el oficio de un grupo como CiU, que supo sacar provecho de lo comentado y contribuyó a que así continuara.

No tenía ninguna duda de que la izquierda, de nuevo, iba a obtener la mayoría suficiente como para gobernar. Y debo reconocer que lo que me apenó realmente no fue tanto la bajada en votos del PSC (las advertencias son más que necesarias) sino la participación: un escaso 57%. Si bien es cierto que, por alguna extraña razón, las elecciones autonómicas siempre suelen tener una participación baja (sobre un 60%), no puedo evitar apenarme. Al principio pensé que se trataba del descontento de un sector del electorado que, legítimamente, optaba por no hacer uso de su voto; después, me di cuenta de que eso era idealizar una realidad. La mayoría de los que no deseen votar a nadie en particular pueden votar en blanco o, si no quieren que su voto acabe sumándose al del partido mayoritario, pueden forzar el nulo. Lo que me encontré los días posteriores fue que una considerable cantidad de votantes (sobretodo jóvenes) argumentaban que no habían ido a votar porque “no sabían de política”. No por descontento; no por una imposibilidad sobrevenida o causas que lo justificaran. No votaron porque no son capaces de interesarse por algo que les guste o no les afecta. Iba en el metro y la conversación entre una estudiante suramericana y una catalana (compañeras de clase) me llamó la atención: la suramericana comentó los pros y los contras que, a su juicio, planteaba el panorama político catalán, y justifico cuál sería su voto si pudiera votar. Le preguntó a su compañera, que se limitó a contestar que “como ella no sabía de política, no votó”; y bajó la vista, como avergonzada (que no es lo que pasa siempre), sabiendo que no tenía excusa porque su desconocimiento era obra pura y solamente suya. Y su compañera, la suramericana, la miró con los ojos muy abiertos y comentó (y me parece un apunte excelente): “pues si no votas tú, que eres catalana…”
Ya no vale eso de “no voto porque…” Muchos hay que han encontrada en esta premisa (válida y lícita por muchos otros que la justificaron con razonamientos –aunque yo no los comparta-) su justificación. Pero muchos de los que hoy empiezan así su justificación (como si a mi me importara o debieran justificarse ante alguien) aprovechan la premisa para encajar su pereza y su pasividad en el panorama social.

También es cierto que ha aparecido alguna que otra formación nueva por ahí; pero bueno, seguramente cada vez comencemos a ver más en todos los ámbitos (en Castelldefels alguno hay también) como proliferan los grupos oportunistas.

Se ha reeditado el Tripartit, si; pero, desde luego, estoy convencido (espero) que no se parecerá al anterior. Para empezar, porque Montilla no será un individuo mediático por naturaleza, pero si un firme y meticuloso gestor y organizador. También porque, evidentemente, todos los grupos han apuntado y son conscientes de sus errores. Y, en definitiva, por la experiencia.

Un amigo me comentó el otro día que para grupos como el PSC y para la sociedad catalana en general, sería beneficioso que pactaran CiU y ERC para provocar el desgaste de ambos y mostrar la ingobernabilidad del proyecto. Aunque reconozco que esbocé una sonrisa, lo cierto es que prefiero dar la oportunidad a modo de apoyo personal a este Tripartit confiando en la continuación del proyecto progresista, esperando que sea esta vez tan productivo como lo venía siendo, pero mucho más correcto y avispado mediáticamente: no podemos dejar (y mucho menos ayudar a) que hagan de nuestra imagen lo que les dé la gana.

Alejandro Serrano S.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy contigo en lo referente al articulo que has escrito, de que al final el partido socialista con Maragall al frente no ha sabido enfatizar en los logros de su legislatura y además con el tripartito ha habido muchas deslealtades por parte de ERC que las ha magnificado el PP desde Madrid.
Pero dejando de banda el tripartito y la nueva reedición de este con Montilla al frente. También quería dejar en tu blogg la impronta de cometarios que escucho de amigos y gente que conozco y pasan por mi vida, aludiendo a cualquier político.
Como tu bien dices, nuestra generación alude al desconocimiento de la política o bien no quiere conocer, porque esta desencatada con la política y los políticos que impera en nuestra sociedad actualmente, además de que últimamente hay bastantes escándalos referentes a urbanismo por parte de grupos de partidos independientes que hace que inconscientemente el pueblo meta en el mismo saco a todos los políticos cuando hay categorías.
Esto hace que en conclusión la gente opina y haga frases dilapidarias de que los políticos son unos chorizos, para que voy a botar si van a robarme mi dinero, etc…
Y esto hace que haya un desencanto general del votante y de votar.

Àlex S. S. dijo...

Si, es cierto; la imagen de una gran mayoría de personas que obran en política se ve dañada por la actuación de 4 chorizos ( y estos si que son chorizos con todas las de la Ley) que merecen castigos ejemplares. Pero una muy acotada minoría confiere al resto una imagen que los votantes entienden "propia de su condición".
Una terrible injusticia teniendo en cuenta que en la gran mayoría de los casos el ejercer de político ni siquiera es rentable, bajo un punto de vista materialista.
Pero claro, mientras esa opinión se mantenga, el voto se merma. Y como muchos votantes no hacen comprobaciones y se creen (por comodidad) lo comentado, nos encontramos lo que nos encontramos. No se dan cuenta de que mientras ellos no votan, aquéllos que se han ocupado de que así sea se frotan las manos...
Ayyyyyyyy...